Arbeit macht frei

Felices fiestas a todos los lectores frecuentes y ocasionales de este su mi blog.

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Recuerdo cuando aún era pequeño e inocente y creía que los regalos que aparecían las mañanas de los 25 de diciembre debajo del arbolito navideño eran traidos por el ñiñito Dios, snif. Qué tiempos aquellos, todo en ese entonces era tan fácil, tan sencillo, tan anticomplicado. No sé quien habrá sido el graciosito que pensó que hacer madurar a todos los hombres era algo divertido. Esperen, si lo sé, pero ... ¬¬ ... rayos, alguna buena razón debió haber tenido.

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Me pregunto como habrán sido mis amigos cuando eran pequeños, juju, trato de imaginarme a algunos de ellos haciendo travesuras. Hey tú niño, ¿por qué le pones alcohol a tu vasito entrenador?, probablemente acabaras convirtiendote en un vago buitre. Oh que niña tan linda juju ya te conocí, eres Gabyta, ¿por qué golpeas a tus compañeritos? Muchacho canijo, deje de quedarsele viendo a esas niñas bonitas, las vas a asustar. ¿Otra vez? es el tercer televisor que desarmas, jamás encontraras a gente pequeña viviendo ahí, ya te lo dije.

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Acabo de descubrir que este año no entré a ningún intercambio de regalos. No importa, mejor así, generalmente no tengo buena suerte con los presentes. En un intercambio me regalaron un perfume... !para mujer¡ snif, ¿tan femenino me veía? En otra ocasión me dieron un par de playeras, lamentablemente el tamaño era como para niño de kinder, bastante pequeñas. Y hace no tanto tiempo me obsequiaron un par de calcetines, pero de esos todos extraños que tienen la forma para meter los dedos de los pies, que bizarro. Según recuerdo, inmediatamente después de haber recibido esos obsequios los transferí rápidamente a otras manos, evitandome así la molestia de comprar cosas no agradables para regalar a mis peores enemigos.

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Antes me encantaban las noches de los 24 de diciembre, esto porque era la fecha obligada en que toda mi familia se reunía. Mis primos lejanos geográficamente hablando venían a Guadalajara y se quedaban aquí por varios días. Me la llevaba bastante bien con todos, y era genial convivir todos juntos. De un par de años para acá cambió mucho la cosa. Según mi percepción nos alejamos todos, dejamos de ser tan unidos. Estúpida edad de crecimiento. Creo que ya es hora de volver a cotorrear bien con todos. Menos con el abusivo de la familia, mi primo Fer. Cuando estabamos en la primaria ah como le gustaba molestar, quitándonos nuestros tazos, dándonos coscorrones, comiendose nuestra comida, acusándonos con nuestras mamases de que no queríamos jugar con él, snif. Lo golpearía por el honor del alex del pasado, pero sigue estando torote, aún me ganaría en las peleas.

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Dos primos de mi edad con los que siempre me junté [19-20 años] ya tienen una hija. Sss, y yo aquí escribiendo en un blog. Se me hizo muy manchado una vez que uno de ellos me dijo: Oye alex, una recomendación/consejo/comentario de primos: los simicondones no funcionan. Ja. Babotas. Tal vez si hubiera comprado preservativos de mayor calidad lo más probable es que en estos días seguiría jugando videojuegos y dueleando a nivel profesional yu gi oh my god.

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Una animación mía, teniendo como protagonistas a estos mis estimados amigos del klanbuitre.

Elegí a los mas caricaturizables. Versión Charly Brownesca.