De transportes y transportados

Tal vez son paranoias mías, pero en estos últimos días camino a la escuela he estado notando recurrentemente que las personas pertenecientes a la tercera edad también conocidas como viejitos pueden ser muy molesos en cuanto a compartir transporte público y traslados se refiere.

Parece que existe algún código en el genoma humano que no despierta hasta llegar a una edad avanzada que se encarga de modificar tu conducta para molestar a la gente inocente y desconocida cuando te la encuentras en algún medio de transporte público en el que viajas.

Por ejemplo. Vas en el camión como buen estudiante disfrutando tranquilamente el trayecto haciendote pato, a veces leyendo algún libro, a veces escuchando la música de tu iPod shuffle, a veces recitando en voz baja los cánticos aprendidos en el servicio militar nacional, a veces dándote de topes contra las ventanas laterales para comprobar que estén hechas de un material bueno y resistente, y así haciendo algunas otras muchas cosas más. Entonces se sienta junto a ti uno de esos viejitos rete jubilosos, habladores y platicadores, pero enfadosos y de voz molesta y no-cool. Changos, ya estuvo que me va a querer sacar plática, mejor me hago pato y volteo para otro lado; piensas de inmediato, y como si en el momnto lo invocaras, sucede lo innevitable, te empiezan a hablar, se produce un contacto no-visual y auditivo del que no puedes escapar por educación.
-Jovensh, no cree que este chofer está condushiendo muy rápido, muash muash [onomatopeya de cuando esta gente hace un extraño sonido con la boca], en mish tiempos los shoferes eran gente deshente y no puercosh como estos !ANIMALESH¡ que conducen como si trajeran a sus parientes a bordo.
-Sí, sí, yo también lo creo [te volteas rápido para tratar de ignorarle] malditos choferes.
-...
-...
-... ...
-...
-... ... ...
-... ...
-[Diantres ¬¬ parece que me quiere decir algo más]
-Aaashu!
-Salud señor [Ya valió queso]
-De nada. Por shierto ¿qué mal ha andado este clima, edaa? ashi todo lluvioso, yo creo que por eso me ando enfermando de gripash.
-Ah neta, sicierto, ni me habia fijado [*Operación hacerte el dormido*] grr zZ zZZ zZZz zZZ grr.
-Tengo una nieta que también es retenfermiza, jojojo, shaco eso de mi de seguro.
-ZzZzZ grr Zz zZZZz grrr.
-...
-...
-...
-...
-[Abres un ojo disimuladamente para ver que ya no se encuentre ese ente, escaneando el lugar ... 35% escaneado ... 73% escaneado 100%... genial el enemigo se ha retirado, has ganado esta batalla, se necesitan unos cuantos puercos y varios chivos para celebrar, banquete fenomenal, la casa invita]



Muchas veces he observado esta situación: Vas en el transporte público y se desocupa un asiento, en ese momento como de la nada aparece alguna persona corriendo como diablo empujando a niños e inocentes para tratar de ganar ese lugar pelando contra sí misma como si de una carrera olímpica de 10m planos se tratara. ¿Adivinan quién puede ser capaz de hacer esto? asi es: viejitas. O también amas de casas de edades no tan avanzadas de esas que siempre cargan muchas bolsas, como si de algún supermercado vinieran. Rayos, ni que fueramos tan insolentes para no dejarles el lugar, sólamente porque tienen sus años vividos ya se creen con todo el derecho de ser tan groseros.


El viernes pasado observé de cerca un caso sobre esta particular teoría de la viejitez. Ahí andaba en el andén esperando que llegara el tren y bla bla bla haciendome menso; ya llega y todo y abre las puertas. En todas las puertas está un mensaje como éste: "antes de subir permita bajar". Y dos viejitos [viejito y viejita] ahí estabann enfrente de la puerta sin quitarse a un lado para dejar bajar primeramente a las personas cuyo destino es esa estación. Una chica adorable desde dentro del vagón trataba desesperadamente de salir pero esos inconcientes nomás no se movían a un lado, a fuerzas querían pasarse ya dentro [a ganar lugar probablemente], y como pudo la chica, tuvo que salir, usando empujones como su último recurso. Teniendo el tiempo encima temiendo no poder descender del vagón a tiempo ella empujó a uno de los viejitos; el viejillo [hombre] se enoja y le tira un zape [bueno, no un zape zape, solo una palmada en la cabeza así como diciendo ¿qué te traes? !bi-atch¡], oh my god, pensé, que viejito tan grosero, ¿qué es eso de pegarle a una chica angelical?, la chica tampoco se dejó intimidar y le soltó otro empujón diciéndole: disculpe estimado ciudadano señor de la tercera edad, no se pase de pinch... ver... cabr... , yo únicamente deseaba bajar del tren, bueno, no recuerdo muy bien que le dijo, pero después de eso dio media vuelta y ya se fue la chica.


Para esos momentos yo ya traía un gran dedo de espuma, una gorra especialmente diseñada para disfrutar de un buen encuentro deportivo, una playera negra con letras blancas que decía: he is stupid -->; y gritaba mentalmente "go! girl! go!".


!Fiuu¡ suspiré, todo este embrollo ha pasado ya, que bueno que no hubieron heridos. Y cuándo menos lo imaginé la otra viejita que estaba ahí de estorbosa impidiendo el descenso de los pasajeros se acerca con la chica angelical, le toca el hombro, ésta voltea, y le dice la señora viejita: !a mi marido no lo golpea¡ y mocos, que le suelta un paraguazos en la jeta, tal como lo haría el Pingüino a Batman. Ya firmó su sentencia la viejita, me imaginé, ahorita que esa chica recupere el conocimiento le pondrá unos golpes por ogete, pero no, apenas la viejita le soltó el paraguazos en la jeta desfigurando su rostro puro e inmaculado, que se sube rapidísimo al tren huyendo asi de su cruel destino. Ya dentro de el vagón [me tocó subirme al vagón con los dos viejitos] la señora ahí andaba de ogete pavoneándose con todo mundo de que le había puesto un knock-out a una chica más joven por andar golpeando a su marido. En la siguiente estación algunos civiles desocuparon asientos y en friega la viejita corrió empujando a todo mundo para sentarse y ganar lugar.